(Fragmentos de un manuscrito anónimo fechado en el año 2059)
Hace mucho tiempo había un país en el que todo se veía negro. La economía era negra y la gente estaba negra. El dinero era negro; los días, negros también y las noches, más. La política, las aguas y hasta las páginas amarillas eran negras. Los que mandaban en aquel país, unos desde dentro y otros desde fuera, con una brocha gorda, daban nuevos toques y retoques negros.
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Cómo estarían las cosas, que se encargó a un grupo de expertos la elaboración de un Libro Blanco sobre la economía y les salió negro.
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- ¿La salida, por favor?
- ¿Ve usted aquella mancha negra que hay en el fondo?
- No.
- Pues allí está la salida.
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La Historia no guarda memoria de cómo sucedió. Había sido de repente. Unos días antes, todo era una explosión de colores, de luces, de banderas, de sonrosados jubilados en mares azules; de luminosos fuegos artificiales en las ferias y brillantes fuegos naturales en los montes. No se sabe cómo apareció la nube negra que envolvió en un instante al país. Algunos dijeron que salió de debajo de las alfombras, y otros que estaba metida en un armario; incluso hubo quienes afirmaron haberla visto venir del extranjero.
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Los fragmentos del manuscrito reproducido se interrumpen aquí, por lo que me he permitido imaginar dos finales para que los lectores puedan elegir.
Primer final:
Todo aquello ocurrió hace muchísimos años. La vida de cada día, actualmente, parece desarrollarse con normalidad, pero en los atlas de todo el mundo aquel país sigue apareciendo gris. A pesar del tiempo transcurrido, sus gentes, sus casas, sus gobiernos y sus instituciones no consiguen superar la prueba del algodón.
Segundo final:
Un buen día todos se decidieron a trabajar más y mejor; los que gobernaban se dedicaron a gobernar; se descubrió que, bajo las toneladas de derechos que habían ido acumulándose, también había algunos deberes olvidados. Las luces y los colores fueron ganándole terreno a las sombras anteriores y, al cabo del tiempo, el único parado que quedó en aquel país fue el pelmazo de la prueba del algodón.