viernes, 2 de diciembre de 2011

LA CODORNIZ, 70 ANIVERSARIO DE SU NACIMIENTO



El año está a punto de terminar y La Codorniz, en el 70 aniversario de su nacimiento, se me estaba escapando viva, pero más vale tarde que nunca para recordar una publicación que, con sus luces y sus sombras, aglutinó una irrepetible cantidad de talento. Sus colaboradores de la primera época, fueron definidos muy merecidamente por José López Rubio como “la otra generación del 27”.
Es difícil encontrar un censo de personas o personajes al que se pueda aplicar con tanta propiedad y justicia, como al de los colaboradores de La Codorniz, la frase “Están todos los que son y son todos los que están”, o sea, ninguno falta y ninguno sobra. Es casi imposible encontrar un solo humorista en activo durante los treinta y siete años de vida  (1941-1978) de la autodenominada “revista más audaz para el lector más inteligente”, que no hubiera pasado por sus páginas.
Fue fundada en mayo de 1941 por Miguel Mihura, que la dirigió durante sus primeros tres años. Álvaro de Laiglesia le sucedió en la dirección, hasta 1977, publicándose su último número en diciembre de 1978.
En su primera época albergó un humor surrealista, disparatado y absurdo, en la línea de algunos movimientos europeos entre guerras; eran los cimientos de lo que llegaría a reconocerse como “humor codornicesco”. La portada del primer número era casi una declaración de principios del espíritu con el que Mihura pretendió ungir a su recién nacida criatura: firmada por Tono, aparecían unos personajes cuyo grafismo caracterizaría parte de la obra posterior de su autor, con el siguiente texto dialogado:
-Caramba, don Jerónimo, está usted muy cambiado.
-Es que yo no soy don Jerónimo.
-Pues más a mi favor.
En la larga etapa de Álvaro de Laiglesia, La Codorniz fue ganando en compromiso y atrevimiento, adaptándose a la lenta evolución de las condiciones políticas, y rebasando a veces el límite del posibilismo, lo que le valió multas y cierres, aunque no tantos como se le atribuyeron. Por ejemplo, fue famosa una sanción por publicar en una portada este ripio: “Almohadín es almohadón / como cojín es a X, / y nos importan tres X / que nos cierren la edición”. Años después, Álvaro de Laiglesia desmentiría la veracidad de tal sanción. También llegó a decirse que La Codorniz era un instrumento del régimen franquista para demostrarnos que la censura no era tan rígida como creíamos. En cualquier caso, no se puede discutir que vivió momentos de gran creatividad, siendo una de las pocas publicaciones que refrescaron el ambiente en aquellas épocas hoscas y grises.
El mejor homenaje, dictado por el agradecimiento, que se le puede hacer a La Codorniz en su aniversario es recordar, además de los ya mencionados, a algunos de sus colaboradores, seleccionados entre el centenar de ellos que aparece en diversas fuentes, y que dan una idea de la masa crítica de humor y buena literatura que fue posible gracias a una revista de pobre continente pero de contenido inmensamente rico:
Cándido, Chumi, Noël Clarasó, Fernández Flores, Forges, Gila, Ramón G. de la Serna, Enrique Herreros, Jardiel Poncela, Mena, Mingote, OPS, Máximo, Edgar Neville, Serafín, Summer, Vincent, V.M. Reviriego…

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