domingo, 24 de febrero de 2013

LA VACA LECHERA Y OTRAS RUSTICIDADES



Hoy me he despertado rústico y nostálgico, lo cual es una suerte, porque cuando amanezco churrigueresco no me aguanto ni yo mismo. Mientras me afeitaba, oí que alguien estaba cantando “La vaca lechera”.Tras una somera investigación, llegué a la conclusión de que el manifiestamente mejorable cantante era yo y, sin poderlo remediar, un tsunami de rusticidad lírica inundó mis neuronas y mi cuarto de baño, arrastrándome hasta la mesa de trabajo para poner un poco de orden en mis desbocados recuerdos, mientras desafinaba como un sapo con paperas.
Tengo una vaca lechera, / no es una vaca cualquiera,/ me da leche merengada, /¡ay! que vaca tan salada,/ tolón , tolón, tolón , tolón.
Hasta aquí la letra era bastante inocente, tirando a tontorrona, pero al cantar la estrofa final no pude reprimir una carcajada: ¿Cómo pudo burlar su autor, Fernando García Morcillo, la férrea censura de la época (años 50 del pasado siglo) con la explícita proposición de un trío amoroso adobada con una sospechosa zoofilia?:
Qué felices viviremos/ cuando vuelvas a mi lado, / con sus quesos, con tus besos/ los tres juntos ¡qué ilusión!
¡Los tres juntos, qué escándalo! Ya podían aprender de “La casita de papel”, otra muestra de bucolismo y verdes paisajes, pero con parejas como Dios manda.
Encima las montañas viviremos/ el día que tú seas mi mujer/ y así podrás saber cómo es el cielo/ viviendo en mi casita de papel./ Qué felices seremos los dos/ y qué dulces los besos serán./ Pasaremos la noche en la luna/ viviendo en mi casita de papel.
Los recuerdos son como las cerezas y, cuando tiras de uno, trae a otros enganchados. Joaquín Sabina, antes de convertirse en un poeta urbano, tuvo su vena rústica con una exitosa “Ovejita Lucera” que sonrojaba a la progresía de la época, pero que, con el paso del tiempo, se la empezó a mirar ya con nostálgica benevolencia, colgándole, incluso, la avanzada etiqueta de 'lo antiguo'.
Tengo yo una ovejita lucera/ que de campanillas/ le he puesto un collar./ Yo la llamo, ella viene a mi vera/ corriendo ligera con este cantar.
La última estrofa es una joya de la poesía onomatopéyica:
Me gusta cuando bala la ovejita, BEEEE/ y cuando le contesta el corderito, BAAAA./ Me sabe a musiquilla celestial ese dulce balar;/ me gustan en las fiestas del lugar/ los cohetes que al subir hacen fiiuu /hacen PUM, y hacen PAM/ lo demás a mí plin, a mi plin lo demás.
En esta antología de urgencia, voy a saltarme “El carro” que le robaron al pobre Manolo Escobar anoche mientras dormía, y “El tractor amarillo”, artilugio que mecanizó el campo y el género lírico-rústico, pero no me resisto a recordar a El Koala con su “Opá, yo via jacé un corrá”. Es una canción más campera que un olivo, un poco larga y difícil de leer, pero con un contenido ejemplar: un mocetón con iniciativa, con ganas de trabajar, que ayuda en las faenas de la granja, que informa a su padre (su opá) de lo que va a hacer… Voy a acortarla y a hacerla lo más legible posible. Empieza con una declaración de intenciones:
Opá, yo via jacé un corrá.
Intenciones que no le impiden ayudar a su padre:
Yo t'ayuo a arrancá la guzzi/ yo t'ayuo a pintá el land rove/ yo t'ayuo a sacá las papas/ yo t'ayuo a lo k'haga farta.... pero que sepas que...
Y ahora es cuando informa oficialmente a su padre:
…Opá, yo via jacé un corrá / pa esa gallina, y pa ese minino/ pa esa perdice, y ese pajarillo/ pa esa guarrilla, y pa ese guarrillo/ pa esa potra, ¡ay! con su potrillo.
Pero no habla por hablar, tiene las ideas muy claras:
Tengo las maeras, y tengo dos tablones/ la chapa, der tejao, la he sacao d'unos bidones,/ tengo las maneras y las intenciones./ Opaito, er domingo empiezo a vé si tengo cojones./ Opá, Opá, Opá, Opaito, via jacé un corraaaaaaa.
Ese es el yerno ideal, serio y trabajador, que muchas madres quisieran. Hay que reconocer, eso sí, que si lo sacudiéramos caerían bellotas y que su paso por la escuela no le dejó una huella demasiado profunda, pero, en fin, nadie es perfecto.







sábado, 9 de febrero de 2013

MI LADO OSCURO



Yo también tengo mi lado oscuro, claro. Como todo el mundo. Mi lado oscuro, desde hace tres meses, brujulea por Twitter. Lo que no sé es hasta cuándo. Para los que no sepan qué es eso, y por decirlo de una manera simplista: se trata de “colgar” un escrito que no tenga más de 140 caracteres. Resulta que, una vez publicado, alguien va y lo lee. O no. O sea, que esto es una de las más puras muestras del arte por el arte. Ni te da posteridad, ni te da prosperidad.
En Twitter podemos encontrar ingenio y  talento, pero también mucha basura y banalidad. Minirrelatos, pinceladas poéticas, humor, actualidad, conversaciones insulsas, plagios descarados… Todo cabe.
Como no pienso dar aquí el nombre de mi cuenta, voy a obsequiar o castigar, según, a los seguidores de este blog con un par de docenas de mis tuites. Trato de seguir una línea humorística, pero no todos los días está el cuerpo para eso. Para bien o para mal, ahí van.

  • Según un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas, el 39,7% de los ombligos no son redondos. La oposición exige dimisiones ¡ya!
  • Hay más ríos que rías. ¡Anatema! La geografía vulnera la ley de igualdad de género.
  • Los escritores de novelas eróticas sólo usan preposiciones deshonestas.
  • En tiempo de los Borgia moría mucha gente de enfermedades venéneas.
  • Los dos invidentes celebraron una entreinvista de negocios.
  • ¡No a la clonación humana! ¿Te imaginas un mundo con 1000 clones de esa persona que estás pensando
  • “Si tú me dices ¡¡ven!! lo dejo todo” (Bolero)… y mientras voy, estoy pensando: ¿qué habré hecho mal esta vez?
  • Aquel marroquí picajoso quemó el diccionario para eliminar el verbo morar; le ofendía que los infieles dijeran “yo moro”.
  • El inventor incomprendido decidió no volver a tener grandes ideas. Triunfó en política.
  • Terapia de grupo para Retrógrados Anónimos:” Me llamo Javier y tengo un teléfono que sólo sirve para hablar por teléfono”.
  • Ecologista convencido, amante de la naturaleza, tuvo un día una idea y se le encendió la bombilla. ¡Pero no era de bajo consumo!
  • Ayer recibió el único abrazo en muchos meses; repentino, intenso, envolvente. Se lo dio el airbag de su coche.
  • Hay cosas que, aunque no existiera la fuerza de la gravedad, caerían por su propio peso.
  • En ciertos países, de la imputación a la amputación sólo hay un paso.
  • Habilidad oratoria: pronunciar una conferencia de dos horas sobre la importancia del agua en la navegación.
  • Yo sé mover las orejas. ¿Podré escribir un libro con ese argumento?
  • Recuerdo infantil: cada vez que iba al cine, me preguntaba cómo pudieron meter a una taquillera tan gorda por una ventanilla tan pequeña.
  • Los que me llaman insensato porque le echo gaseosa a un Rioja gran reserva, no saben cómo mejora la gaseosa con un Rioja gran reserva.
  • Cuando salgo no le digo a mi mujer dónde voy; ¿por qué se lo voy a decir al taxista?
  • Encima de pagar, tengo que aguantar el sarcasmo de que la Agencia Tributaria me llame “El sujeto pasivo”.
  • Cada vez que recordaba su pasado, se ponía histórica perdida.
  • Aquellas aguerridas feministas que, Ley de Igualdad en mano, exigían a sus médicos que les hicieran las pruebas prostáticas.
  • Va a Barcelona a cobrarle a uno que dice que no paga porque no le entiende. Ya tiene el pasaporte y el visado. Solo le faltan las vacunas.
  • Le dan citan para operarse dentro de 6 meses. En todos los documentos tiene que firmar donde dice: “El Paciente”.