Mujeres Ejemplares
Los personajes y situaciones que aparecen en estos Apuntes no son reales, con la excepción de aquellos que sí lo son
Pasé unas semanas en una glamourosa ciudad playera con mi block de notas dispuesto a observar su fauna humana con lupa, microscopio, telescopio, periscopio, e incluso un teodolito que no sé cómo funciona. Mi primera observación fue que las señoras que veía olían tan bien y vegetaban con tan lánguida dejadez e inmovilidad en las terrazas de los bares y en las tumbonas de la playa, que más que a la fauna parecían pertenecer a la flora del lugar.
***
Coincidí en una cena con una señora que, bajo la apariencia distante y altiva de una fría diosa, latía un corazón de oro. Aunque estaba dando órdenes continuamente a su acompañante masculino, de vez en cuando sacaba del bolso una galletita y se la tiraba; él conseguía alcanzarla en el aire con la boca… algunas veces.
Pero sería injusto tacharla de exigente. Mujer de mundo, gran conocedora de los hombres y de nuestras limitaciones, no esperaba que sus órdenes fueran bien ejecutadas para echar el premio de la galletita; se conformaba con que no se hiciera demasiado mal. Gran mujer.
***
Lo más inesperado y feliz de un buen día fue que una joven y guapa señora corrió por la calle detrás de mí, cosa que hacía cincuenta años que no ocurría.
Era la vendedora de prensa. Al pagarle, yo había confundido las monedas, dándole un euro de más, y ella corrió para devolvérmelo.
Al día siguiente, me “equivoqué” voluntariamente, pero ella no me persiguió y se quedó con el euro. Moraleja: las mujeres son inconstantes, pero ahorradoras.
Superaré la frustración. Quizás tenga que esperar otros cincuenta años para que se repita la gratificante experiencia.
(Continuará)
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