Levanto la
tapa del contenedor de basura próximo a mi casa para tirar mi modesta bolsa de
desperdicios, y lo que veo me está recordando al poeta maldito francés Charles
Baudelaire, que en un breve poema en prosa titulado “El perro y el frasco” dejó escrito: “ […] al público […] jamás hay que
ofrecerle perfumes delicados, que le exasperan, sino basura cuidadosamente
seleccionada". El perfume que me
llega tiene poco de delicado, y el paisaje que veo, tal como lo veo lo cuento.
Tan solo han
transcurrido tres meses desde que tres Reyes Magos y varios miles de Papanoeles hicieran la siembra, y ya la
cosecha florece, triste y abundante, en el cubo de la basura.
Una raspa de
sardina, apestosa y renegrida, se atrinchera en el hueco de las pilas de un
irreconocible artefacto que, hasta ayer, hacía ruidos, encendía y apagaba sus
luces y se movía alocadamente, seguido por la mirada aburrida de un niño con la
carita apoyada en la palma de la mano.
Las uñas de
la pata amarillenta de un pollo se engarfian en la enredada melena, hoy platino
apagado, de la que fue una rutilante muñeca, orgullosa propietaria y usuaria de
un amplio vestuario y de la abundante utilería del completísimo kit de la
Señorita Pepi’s, con las últimas novedades incorporadas este año: el tampax, el
porro y el braguero para la hernia.
Un gusano
aventurero se repliega en busca del refugio seguro de su patata podrida después
del vano intento de asalto a una reluciente y roja manzana que resultó ser del
mismo plástico insípido que el jueguecito de cocina al que perteneció.
Pintados
fragmentos de hojalata, ruedas de todos los tamaños, pilas rebosantes de
verdina, trozos de plástico, piernas y brazos de muñecos precozmente amputados…
Restos de una ilusión fugaz como un cometa sin estela, que hoy compiten por un espacio
en el cubo de basura con parduzcas pieles de plátano, huesos grasientos y
aplastadas cáscaras de huevo.
He bajado la
tapa del contenedor de basura como si estuviera cerrando el libro que
Baudelaire nunca escribió.
Tu dominio de la pluma es magistral.
ResponderEliminarTu dominio de la ironía puede llegar a ser desalentador.
Anónimo
La vida es mejor vivirla con ironía que con realidades, aunque la ironía es una forma sutil de manifestar la verdadera realidad.
ResponderEliminarNo entiendo a ese amigo tuyo que le parece mucha la que utilizas en tus escritos..