lunes, 1 de abril de 2013

DESPEDIDA Y CIERRE



Hace muchos años, la televisión y las emisoras de radio no emitían las veinticuatro horas del día y era normal leer en sus programaciones la expresión: “24:00 horas: Despedida y cierre”. Bueno, pues ahora me toca a mí. Esta entrada de hoy es la de despedida y cierre de mi blog.
Parafraseando al gran autor de varios cientos de canciones, Manuel Alejandro, en el título de una de ellas que popularizó Rocío Jurado (“Se nos rompió el amor de tanto usarlo”), ¿podría yo decir que “se me rompió el humor de tanto usarlo"? Me niego a decirlo; me niego a admitirlo. Un pretendido ironista nunca dimite. El rótulo virtual de mi chiringuito mental dice: “Abierto de día y de noche”, o sea, como los bazares chinos (y, como los bazares chinos, quizás expendiendo un producto de dudosa calidad). El humor es el medio en el que más a gusto me siento para decir cosas serias, pero necesito descansar un tiempo, reflexionar, reorientar el blog… o quizás desaparecer del todo.
Gracias a los que me han seguido durante estos dos años, a los que me han alentado, a los que me han tirado de la oreja por pasarme de rosca en el humor y a los que lo han hecho por todo lo contrario, o sea, por ponerme alguna vez demasiado serio, solemne y grandilocuente. Gracias a los que han extendido y difundido estas páginas, que nacieron con la modesta pretensión de reírme un rato con un reducido número de amigos, apenas medio centenar.
Termino con la frase que las novelas románticas ponen en boca de uno de los protagonistas cuando se rompe un romance amoroso: “Fue bonito mientras duró” (y digo yo, ¿por qué será que eso lo dice siempre uno de ellos y el otro no dice ni pío?)

sábado, 9 de marzo de 2013

FRAGMENTOS DEL DIARIO DEL CONDE DRÁCULA



Me ha recomendado el médico que beba sangre azul tres veces por semana. Por lo de las grasas poliinsaturadas.

Qué desastre. Hace tres horas que se ha puesto el sol, y yo sin encontrar la dentadura postiza.

Al morder cuello de una dama con la piel estirada, creí estar chupando un tambor. Ya no hay comidas naturales.

Eso de que mi hijo se salga de su ataúd al amanecer y se ponga a cazar mariposas no me hace ninguna gracia.

La cena de hoy tenía la sangre gorda; demasiado pesada para mi edad.

Texto tatuado en el cuello del desayuno de esta mañana: ‘Consumir preferentemente antes de los 30 años’.

He quedado el primero en la cata ciega de sangre fresca. Sólo me equivoqué en el número de plaquetas.

Llevo tres noches seguidas soñando con una jirafa. ¡Qué cuello, qué cuello!

Estoy muy decepcionado con mi hijo. Hoy me ha preguntado si cuando él sea conde, podrá beber leche de vaca.

Estoy engordando. Un punto más en el cinturón y un ataúd de una talla mayor.

Me sentí feliz cuando vi que a mi hijo le chorreaba sangre por la comisura de los labios. ¡Pero era Ketchup!

Me niego a tomar sangre embotellada con colorantes, conservantes, y guarradas de esas.

Peste de turistas. Todos ellos con su ristra de ajos al cuello y la estaca para clavármela en el pecho.

Parece que mi hijo se va enderezando. Anoche me enseñó los colmillos. ¡Olé mi niño!

Eso de que ahora las mujeres se perfumen tanto, me está haciendo polvo el paladar. Aborrezco la cocina-fusión.

Cada vez que veo un besugo me dan ganas de chuparle la sangre. ¿Me estará cambiando el metabolismo?

¿Qué fue de las glamourosas vampiresas de antaño? Cada noche me levanto en busca del cuello perdido.

Sangre congelada, liofilizada, en spray, descremada… Mundo loco; donde se ponga un buen cuello…

Un lejano antepasado mío, el XV Conde Drácula, llegó a morder diecisiete cuellos en una noche. Yo no paso de dos.

Me estoy volviendo muy selectivo: antes de morder un cuello me informo del grupo sanguíneo.

Desde que se inventó Chanel 5 ni los cuellos saben a cuello ni la sangre sabe a sangre.

domingo, 24 de febrero de 2013

LA VACA LECHERA Y OTRAS RUSTICIDADES



Hoy me he despertado rústico y nostálgico, lo cual es una suerte, porque cuando amanezco churrigueresco no me aguanto ni yo mismo. Mientras me afeitaba, oí que alguien estaba cantando “La vaca lechera”.Tras una somera investigación, llegué a la conclusión de que el manifiestamente mejorable cantante era yo y, sin poderlo remediar, un tsunami de rusticidad lírica inundó mis neuronas y mi cuarto de baño, arrastrándome hasta la mesa de trabajo para poner un poco de orden en mis desbocados recuerdos, mientras desafinaba como un sapo con paperas.
Tengo una vaca lechera, / no es una vaca cualquiera,/ me da leche merengada, /¡ay! que vaca tan salada,/ tolón , tolón, tolón , tolón.
Hasta aquí la letra era bastante inocente, tirando a tontorrona, pero al cantar la estrofa final no pude reprimir una carcajada: ¿Cómo pudo burlar su autor, Fernando García Morcillo, la férrea censura de la época (años 50 del pasado siglo) con la explícita proposición de un trío amoroso adobada con una sospechosa zoofilia?:
Qué felices viviremos/ cuando vuelvas a mi lado, / con sus quesos, con tus besos/ los tres juntos ¡qué ilusión!
¡Los tres juntos, qué escándalo! Ya podían aprender de “La casita de papel”, otra muestra de bucolismo y verdes paisajes, pero con parejas como Dios manda.
Encima las montañas viviremos/ el día que tú seas mi mujer/ y así podrás saber cómo es el cielo/ viviendo en mi casita de papel./ Qué felices seremos los dos/ y qué dulces los besos serán./ Pasaremos la noche en la luna/ viviendo en mi casita de papel.
Los recuerdos son como las cerezas y, cuando tiras de uno, trae a otros enganchados. Joaquín Sabina, antes de convertirse en un poeta urbano, tuvo su vena rústica con una exitosa “Ovejita Lucera” que sonrojaba a la progresía de la época, pero que, con el paso del tiempo, se la empezó a mirar ya con nostálgica benevolencia, colgándole, incluso, la avanzada etiqueta de 'lo antiguo'.
Tengo yo una ovejita lucera/ que de campanillas/ le he puesto un collar./ Yo la llamo, ella viene a mi vera/ corriendo ligera con este cantar.
La última estrofa es una joya de la poesía onomatopéyica:
Me gusta cuando bala la ovejita, BEEEE/ y cuando le contesta el corderito, BAAAA./ Me sabe a musiquilla celestial ese dulce balar;/ me gustan en las fiestas del lugar/ los cohetes que al subir hacen fiiuu /hacen PUM, y hacen PAM/ lo demás a mí plin, a mi plin lo demás.
En esta antología de urgencia, voy a saltarme “El carro” que le robaron al pobre Manolo Escobar anoche mientras dormía, y “El tractor amarillo”, artilugio que mecanizó el campo y el género lírico-rústico, pero no me resisto a recordar a El Koala con su “Opá, yo via jacé un corrá”. Es una canción más campera que un olivo, un poco larga y difícil de leer, pero con un contenido ejemplar: un mocetón con iniciativa, con ganas de trabajar, que ayuda en las faenas de la granja, que informa a su padre (su opá) de lo que va a hacer… Voy a acortarla y a hacerla lo más legible posible. Empieza con una declaración de intenciones:
Opá, yo via jacé un corrá.
Intenciones que no le impiden ayudar a su padre:
Yo t'ayuo a arrancá la guzzi/ yo t'ayuo a pintá el land rove/ yo t'ayuo a sacá las papas/ yo t'ayuo a lo k'haga farta.... pero que sepas que...
Y ahora es cuando informa oficialmente a su padre:
…Opá, yo via jacé un corrá / pa esa gallina, y pa ese minino/ pa esa perdice, y ese pajarillo/ pa esa guarrilla, y pa ese guarrillo/ pa esa potra, ¡ay! con su potrillo.
Pero no habla por hablar, tiene las ideas muy claras:
Tengo las maeras, y tengo dos tablones/ la chapa, der tejao, la he sacao d'unos bidones,/ tengo las maneras y las intenciones./ Opaito, er domingo empiezo a vé si tengo cojones./ Opá, Opá, Opá, Opaito, via jacé un corraaaaaaa.
Ese es el yerno ideal, serio y trabajador, que muchas madres quisieran. Hay que reconocer, eso sí, que si lo sacudiéramos caerían bellotas y que su paso por la escuela no le dejó una huella demasiado profunda, pero, en fin, nadie es perfecto.







sábado, 9 de febrero de 2013

MI LADO OSCURO



Yo también tengo mi lado oscuro, claro. Como todo el mundo. Mi lado oscuro, desde hace tres meses, brujulea por Twitter. Lo que no sé es hasta cuándo. Para los que no sepan qué es eso, y por decirlo de una manera simplista: se trata de “colgar” un escrito que no tenga más de 140 caracteres. Resulta que, una vez publicado, alguien va y lo lee. O no. O sea, que esto es una de las más puras muestras del arte por el arte. Ni te da posteridad, ni te da prosperidad.
En Twitter podemos encontrar ingenio y  talento, pero también mucha basura y banalidad. Minirrelatos, pinceladas poéticas, humor, actualidad, conversaciones insulsas, plagios descarados… Todo cabe.
Como no pienso dar aquí el nombre de mi cuenta, voy a obsequiar o castigar, según, a los seguidores de este blog con un par de docenas de mis tuites. Trato de seguir una línea humorística, pero no todos los días está el cuerpo para eso. Para bien o para mal, ahí van.

  • Según un estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas, el 39,7% de los ombligos no son redondos. La oposición exige dimisiones ¡ya!
  • Hay más ríos que rías. ¡Anatema! La geografía vulnera la ley de igualdad de género.
  • Los escritores de novelas eróticas sólo usan preposiciones deshonestas.
  • En tiempo de los Borgia moría mucha gente de enfermedades venéneas.
  • Los dos invidentes celebraron una entreinvista de negocios.
  • ¡No a la clonación humana! ¿Te imaginas un mundo con 1000 clones de esa persona que estás pensando
  • “Si tú me dices ¡¡ven!! lo dejo todo” (Bolero)… y mientras voy, estoy pensando: ¿qué habré hecho mal esta vez?
  • Aquel marroquí picajoso quemó el diccionario para eliminar el verbo morar; le ofendía que los infieles dijeran “yo moro”.
  • El inventor incomprendido decidió no volver a tener grandes ideas. Triunfó en política.
  • Terapia de grupo para Retrógrados Anónimos:” Me llamo Javier y tengo un teléfono que sólo sirve para hablar por teléfono”.
  • Ecologista convencido, amante de la naturaleza, tuvo un día una idea y se le encendió la bombilla. ¡Pero no era de bajo consumo!
  • Ayer recibió el único abrazo en muchos meses; repentino, intenso, envolvente. Se lo dio el airbag de su coche.
  • Hay cosas que, aunque no existiera la fuerza de la gravedad, caerían por su propio peso.
  • En ciertos países, de la imputación a la amputación sólo hay un paso.
  • Habilidad oratoria: pronunciar una conferencia de dos horas sobre la importancia del agua en la navegación.
  • Yo sé mover las orejas. ¿Podré escribir un libro con ese argumento?
  • Recuerdo infantil: cada vez que iba al cine, me preguntaba cómo pudieron meter a una taquillera tan gorda por una ventanilla tan pequeña.
  • Los que me llaman insensato porque le echo gaseosa a un Rioja gran reserva, no saben cómo mejora la gaseosa con un Rioja gran reserva.
  • Cuando salgo no le digo a mi mujer dónde voy; ¿por qué se lo voy a decir al taxista?
  • Encima de pagar, tengo que aguantar el sarcasmo de que la Agencia Tributaria me llame “El sujeto pasivo”.
  • Cada vez que recordaba su pasado, se ponía histórica perdida.
  • Aquellas aguerridas feministas que, Ley de Igualdad en mano, exigían a sus médicos que les hicieran las pruebas prostáticas.
  • Va a Barcelona a cobrarle a uno que dice que no paga porque no le entiende. Ya tiene el pasaporte y el visado. Solo le faltan las vacunas.
  • Le dan citan para operarse dentro de 6 meses. En todos los documentos tiene que firmar donde dice: “El Paciente”.

jueves, 24 de enero de 2013

EL SENTIDO DEL HUMOR EN LA CREATIVIDAD



En la literatura especializada podemos encontrar numerosos listados de los factores de la creatividad o de las características de las personas creativas, en cualquiera de sus campos (artístico, empresarial, investigador…); el sentido del humor aparece siempre en un lugar destacado.
Antonio Núñez, socio de una consultora de búsqueda de altos directivos y consejeros, dijo en una entrevista publicada en la revista Actualidad Económica:
“El buen humor es signo de creatividad, pues pone de manifiesto que una persona es capaz de ver (…) cosas que han pasado desapercibidas para otros”
El verdadero sentido del humor no es del cuenta-chistes, en el cual el humor circula de fuera a dentro, es decir, cuenta los chistes que ha oído o leído. El sentido del humor del creativo es interior; sale de dentro, circula de dentro a fuera. Es el sentido del humor que se encuentra en la repentización de una frase ingeniosa e inesperada, en una ironía fina. Pero esa es la manifestación externa y visible, la punta del iceberg. El verdadero valor del sentido del humor del creativo es la capacidad de ver un plano de la realidad que otros no ven; es la capacidad de reírse de uno mismo como vía para desmontar vanidades, seguridades e ideas preconcebidas, que son los grandes enemigos de la creatividad.
Alfredo Bryce Echenique, autor de muchas novelas que rezuman un humor irónico y tierno al mismo tiempo, expone, ensayista esta vez, en su obra “Entre la soledad y el amor”, dos interesantes aproximaciones a este tema.
“Los humoristas suelen tener un lado muy triste, sobre todo los irónicos, porque están desmontando totalmente el universo”.
Y más adelante:
“El humor irónico nos hace más tolerantes, más humanos y nos hace menos capaces de creer en fanatismos”.
¿Por qué esa necesidad del sentido del humor en el proceso creativo? Porque cuando miramos el mundo que nos rodea (personas, cosas, ideas, convencionalismos, e incluso a nosotros mismos) a través del prisma del humor, le vemos facetas nuevas, matices inesperados, perspectivas sorprendentes.
El humor está en otro plano de la realidad, en otra dimensión. Su principal arma es la sorpresa. Pensemos en cualquier chiste que recordemos, y apreciaremos que la gracia está en la palabra de doble sentido, en lo inesperado, en la destrucción de la lógica. Y es precisamente en ese terreno, fuera de la lógica, lejos de lo conocido, donde se abren las compuertas para que la energía potencial del creativo se transforme en un acto efectivo de creación.


sábado, 12 de enero de 2013

CONMEMORACIÓN DEL 133 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA



El día 12 de enero se cumplen 50 años de la muerte de Ramón (Gómez de la Serna, por supuesto) pero yo voy a conmemorar el 133 aniversario por puro ramonismo. Si a él le hubieran dado un billete de regreso para celebrar su 50 aniversario, estoy seguro de que lo hubiera celebrado a los 40 años, o a los 27, o a los 215: así era Ramón... incluso después de muerto.
Qué difícil es recordar a Ramón con la limitación de espacio que me he autoimpuesto. Una vida tan rica, original, transgresora y extravagante no cabe en 700 palabras. Llamar extravagante a Ramón no es un insulto, sino un elogio. Ramón era un extravagante porque vagaba por los extremos para salirse del marco de lo convencional. Ramón estuvo por delante de todas las vanguardias. Cuando cualquier vanguardia que se preciara necesitaba asentarse en París y acuñar su correspondiente “ismo” (dadaísmo, futurismo, surrealismo...), él se permitió ejercer en España.
El nombre de Ramón se asocia inmediatamente a las Greguerías, porque un autor que publicó un centenar de libros (novela, teatro, ensayo, biografía) y miles de artículos de prensa, conocido, traducido y homenajeado en todo el mundo, sólo es recordado, además de sus Greguerías, por su autobiografía. Esa curiosidad por su autobiografía y la ignorancia casi total por su obra significa una cosa: que su mejor obra fue su propia vida.
Las Greguerías son la obra más conocida y que más se identifica con Ramón. Él mismo las definió como HUMORISMO + METÁFORA, y no fue esta la más acertada de sus definiciones o greguerías. Porque la greguería es eso y mucho más: son frases ingeniosas y agudas, pequeños poemas, microrrelatos, metáforas, juegos de palabras... y mucho más. Publicó su primer volumen de Greguerías en 1917 y escribió más de 10.000. Por la antedicha limitación de espacio, he tenido que seleccionar una muestra microscópica que, estoy seguro, va a dejar a mis esforzados lectores con la miel en los labios.

·        Tal era la descarada naturalidad de aquel cuadro con montañas y luna, que grité para ver si me contestaba el eco. Después de eso no me volvió a invitar aquella marquesa.
·        Lejanas velas como servilletas en el banquete del mar.
·        El arco del violín cose como aguja con hilos notas y almas, almas y notas.
·        Al atardecer pasa en vuelo rápido una paloma que lleva la llave de cerrar el día.
·        Entre los carriles de la vía del tren crecen las flores suicidas.
·        Si ya ha caído el rayo, el aviso del trueno sobraba.
·        Cuando una mujer pide ensalada de fruta para dos, perfecciona el pecado original.
·        Consejo superfilosófico: hágase una fotografía, y si sale es que existe.
·        Lo más difícil de digerir de un banquete es la pata de la mesa que nos ha tocado en suerte.
·        La llave nos gasta la broma de hacer que como que no es de la cerradura que es.
·        Una gran mentira que contar a los niños es que para ordeñar a los camellos hay que apretarles la joroba.
·        Mataba el tiempo vengándose de antemano de lo que el tiempo iba a hacer con él.
·        Adán no se divorció de Eva porque no encontró abogado.
·        Lo más humano que tiene la calle es el recodo.
·        Cuando contamos por lustros nuestra edad, es que queremos dar lustre a nuestros años.
·        El que no deja deudas deja deudos.
·        ¿Ha pensado alguien en la película en esperanto? Sería esperantosa.
·        Más vale soltar el pájaro que tenerlo en la mano.
·        Panacea es la cesta del pan.
·        Mujer con chal: mujer chalada.
·        El tiempo no es oro: es purpurina.
·        Pensamiento consolador: el gusano también morirá.
·        ¿Qué es la ilusión? Un suspiro de la fantasía.
·        Lo más importante de la vida es no haber muerto.
·        La frase que más reúne la vida y la muerte es la de “¡Estoy hecho polvo!”